sábado, 17 de octubre de 2009

Revelaciones / Capítulo 2. Combustión

El trapecista tiene una pesadilla. En ella se ve a si mismo realizando su acto, balanceándose peligrosamente sobre el trapecio, ejecutando figuras imposibles, cortándoles el aliento a los espectadores. Todo va de maravillas, el trapecista se mece con pericia, se le ve gozando mientras todas las miradas están puestas en él, es el divo del aire. Repentinamente, siente que las cuerdas de su aparato se calientan. -¿Será mi energía?- piensa el incrédulo trapecista. El calor se hace más intenso, las manos le queman. El divo del aire levanta la mirada y descubre con horror que su trapecio está en llamas. - Voy a arder por mis pecados, lo sabía. - Se balancea con más fuerza, el fuego se aviva. El divo del aire cierra los ojos… Se despierta, tiene el cuerpo empapado de sudor.

Hay un lapso de tiempo que pasa inadvertido. El divo del aire sale a escena, las graderías están repletas de gente. Todos corean su nombre. El divo del aire se siente como un célebre gladiador a punto de librar un combate trascendental. Toma la cuerda lisse y sube por ella realizando estilizadas figuras. Llega al trapecio, sube y emprende el vuelo. Regala un par de piruetas y el público se enciende, los aplausos resuenan en la carpa. Él retoma el balanceo, de pronto siente que sus manos se calientan. – Esto ya lo he visto antes. Voy a arder por mis pecados, lo sabía- El trapecista cierra los ojos y sigue impulsándose frenéticamente. Las llamas avanzan veloces por las cuerdas. No hay escapatoria.

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