miércoles, 31 de marzo de 2010

Caída Libre

Hay otro sueño que contar. Estoy caminando por una calle cualquiera, es un día normal, así lo parece; me cruzo con personas que caminan apresuradas, dirigen la mirada hacia el horizonte, nada los distrae. En cambio yo siento que algo no anda bien, esta sensación me viene a menudo en sueños, que algo está a punto de suceder. ¿Cómo lo sé? No lo sé, lo presiento. Me detengo frente a un gran edificio, miro hacia arriba, los rayos del sol me ciegan, hago una visera con mi mano. Veo a un hombre parado al borde del techo. Éste abre los brazos y se deja caer, me quedo clavado en el lugar, no atino a moverme aun sabiendo que aquel cuerpo puede impactar directamente contra mí. El tiempo se dilata, puedo presenciar claramente la caída de aquel cuerpo anónimo, el momento del impacto se prolonga de forma aterradora. Una corriente de aíre toca mi nuca, el cuerpo se estrella contra el techo de un auto estacionado a pocos metros de donde estoy detenido, las lunas de las puertas estallan, los pequeños cristales caen exparcidos a mis pies. Sigo anclado al piso sin poder moverme, dirijo la mirada hacia el rostro del cuerpo que acaba de aterrizar. El momento de terror. ¡Es mi rostro! Soy yo el que acaba de saltar de ese inmenso edificio, es mi cuerpo el que acaba de aparecer de forma brutal. Contemplo mi cara ensangrentada, hay una mueca de miedo, un gesto de horror. ¿Qué he visto allá arriba? ¿Por qué me he lanzado desde ese puto edificio? ¿Cuál es el origen de esa mueca de miedo? ¡Mierda! Me despierto.