Estaba comiendo una hamburguesa en un patio de
comidas de un centro comercial. Había ido a comprarle un regalo a mi ex, cuyo
cumpleaños había sido hace una semana. El día mismo del onomástico no pude verla
porque ella decidió hacer una fiesta en su casa de playa y la verdad que a mi
la playa no me gusta mucho. Todo bien con ella, pero con la playa no. Menos con
una casa en la playa. A lo que iba; estaba en el centro comercial comprando el
regalo y tenía poco tiempo para almorzar, tenía que volver al trabajo, así que
me decidí por fast food. De vez en cuando no hace daño, además las hamburguesas
son buenísimas. Engullía mi sándwich
con deleite, y un poco de prisa hay que decirlo también, cuando una niña
pequeña apareció con una sonrisa luminosa dando giros y esquivando las mesas,
como en una complicada coreografía. Me miro y le devolví la sonrisa. Ella se acercó,
y con esa frescura envidiable que tienen los niños, me dijo: ¿Dónde está tu amor?
Me quede pasmado. ¿Dónde está tu amor? La niña acometió con su pregunta
mientras me señalaba el asiento vacío a mi lado. Todavía con un
poco de hamburguesa en la boca le respondí que había venido solo. La niña me
regalo otra sonrisa y se fue brincando y cantando.
Me quede pensando mientras terminaba mi comida.
No estaba triste, solo pensaba en la pregunta de aquella oportuna niña. ¿Donde
esta tu amor?... De seguro no está acá conmigo, menos en la playa.
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