Muy bien, pueden empezar. El
profesor acaba de proyectar las preguntas sobre el ecran. Los alumnos miran
fijamente la pantalla, parecen hipnotizados; no, más bien congelados. Luego de
unos segundos uno de ellos se decide a escribir en la hoja, otros lo siguen;
intentan concentrarse en la labor que tienen en frente.
El profesor se sienta en su
escritorio, saca un cuaderno y escribe con su pluma Parker. De rato en rato va
dando un vistazo a sus alumnos, todo va con normalidad. Vuelve a su escrito, se
concentra en el, está anotando ideas para una conferencia que va a dictar: “La
incapacidad del espectador para ver espectáculos de larga duración”. Por un
momento se abstrae en sus pensamientos y parece como si se distanciara del
salón, no sólo mentalmente, su cuerpo parece haber huido. Culmina una idea que
estaba desarrollando. Deja la pluma
sobre la mesa y vuelve la mirada a los alumnos. Los contempla; algunos
lucen fatigados, la mayoría parecen desconcertados, sólo unos pocos siguen
escribiendo, el resto ya dejo de hacerlo pero no han soltado sus lapiceros. Se
sienten derrotados. Ese gesto de fatiga se va transformando, primero muy
lentamente casi imperceptible, pero aun así el maestro lo nota. Los que estaban
escribiendo también dejan de hacerlo. La fatiga da paso a la frustración, ahora
mismo todos vuelcan su mirada al profesor. Este esboza una sonrisa, quizá un
reflejo inconsciente para aliviar la tensión que empieza a invadir el salón.
Los alumnos no dejan de mirarlo, esta vez la mirada va acompañada de una acelerada
respiración, casi un jadeo. El aire se vuelve denso. El profesor se afloja el
nudo de la corbata y se desabotona un poco la camisa, siente calor, un calor
sofocante. La respiración y los jadeos se tornan más intensos. Él nota que los
estudiantes todavía sostienen sus lapiceros en la mano, mejor dicho los
empuñan. Lentamente se para de su asiento, ellos no le quitan la vista de
encima; camina hacia la puerta, aligera el paso. Llega a la puerta y coge el pomo, esta no se
abre. Uno de los alumnos de pone de pie. Una exhalación.