lunes, 31 de mayo de 2010

Pálpito

Jairo se mira en el espejo. Se mira fijamente el ojo derecho. Desde hace un tiempo siente un débil latido en ese ojo, en el párpado para ser más exactos. Ahora observa con detenimiento esa zona por si el latido aparece. ¡Ahí está! Jairo observa con una mezcla de asombro y curiosidad como su párpado se manifiesta. Se aproxima al espejo para apreciar mejor el fenómeno que le está ocurriendo. A ver, ¿qué está pasando contigo?, Jairo acerca uno de sus dedos al tembloroso párpado para cerciorarse si éste realmente palpita. Se toca aquella zona. ¡Es cierto, está sucediendo!; su párpado derecho está palpitando. Jairo intenta examinar su ojo ayudándose con los dedos, en ese preciso momento el ojo izquierdo es testigo de como el globo ocular derecho sale de su órbita y cae en el lavabo. ¡Mierda! ¿Qué pasó? Jairo vuelve la mirada al espejo y descubre con horror un agujero negro en su rostro. Aterrorizado coge el globo ocular y se lo coloca en la cuenca. El globo vuelve a caerse. Jairo intenta en vano recomponer su ojo izquierdo, pero éste se desprende una y otra vez. La desesperación empieza a subir por la piel de Jairo. Se pellizca en el brazo. – Debo estar soñando, eso debe ser - piensa en voz alta y cierra los ojos, perdón, el ojo. Uno, dos, tres, cuatro, cinco; respiración agitada. El ojo izquierdo se abre. ¡Oh no! Malas noticias. No es un sueño. La cuenca sigue vacía. Jairo observa el globo ocular derecho en la palma de su mano. No sabe que hacer. Unos segundos de perplejidad. Ahora un sudor frío recorre su espalda. Su ojo izquierdo empieza a palpitar.